Hoy más que nunca, la divulgación científica se hace imprescindible. En tiempos de noticias falsas, posverdad, medias verdades y pseudociencia, los científicos tienen el deber moral y profesional de divulgar.
Los bulos en ciencia son cada vez más frecuentes, especialmente los propagados a través de las redes sociales. Pensemos en noticias como la de que las vacunas provocan autismo, que han llegado a saltar de las redes sociales a los medios de comunicación tradicionales. La ambigüedad que se da en los medios entre ciencia y pseudociencia trae confusión a los consumidores de información. Ciencia y pesudoncienca no son lo mismo. La diferencia entre ambas está en que la ciencia puede probarse con hechos (aparte de que su publicación se somete a un sistema de control conocido como la revisión por pares), mientras que la pseudociencia se basa en declaraciones, hipótesis o teorías no probadas.
También surge ciencia falsa por la politización de la ciencia. Ciertos políticos pueden manipular deliberadamente datos científicos para que éstos apoyen sus propios intereses o denigren aquellos que quieran denostar. La información inexacta o falsa se propaga rápidamente por la red. Pero la información precisa de un científico automáticamente desacredita las noticias falsas, los hechos alternativos no probados, la pseudociencia y el engaño.
Por todo esto, los científicos pueden y deben jugar un papel fundamental para defender la integridad de la ciencia. Está en sus manos:
- Corregir posibles errores que encuentren publicados en los medios.
- Usar las mismas redes sociales que propagan los bulos para desmentirlos.
Además de estas razones, es importante que los investigadores compartan sus descubrimientos con la sociedad porque:
- Una sociedad mejor informada tomará mejores decisiones: es una cuestión de responsabilidad social.
- La transparencia genera confianza.
- Difundir la ciencia genera más ciencia y más investigación: más personas conocen un trabajo y pueden profundizar en el mismo o generar nuevos trabajos y nuevo conocimiento, en el mismo o en otro campo del conocimiento
- Un trabajo conocido socialmente tiene mayores posibilidades de recibir financiación.
- Un artículo publicado una revista científica, que además es difundido por otros medios generalistas (prensa, redes sociales, etc.) será más conocido y por tanto aumentará las posibilidades de ser citado, y por ende, su impacto.
- Mejorará la imagen y prestigio tanto del investigador como de la ciencia en general.
Un ayuda para los que quieran comenzar a divulgar y no sepan cómo hacerlo nos la da la agencia SINC (FECYT)con su manual de estilo, con todo tipo de recomendaciones para redactar una noticia científica en clave divulgativa.
Además, es una buena idea enviar rectificaciones o denunciar bulos y conspiraciones que encontremos en las redes a @maldita_ciencia, que se define en su perfil de Twitter como «ciencia para que no te la cuelen». Un simple tweet con argumentos científicamente probados no cuesta mucho y valdrá para desmentir bulos, desenmascarar terapias alternativas e informar con rigor de avances científicos en nuestro campo de conocimiento.
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