El Scholarly Publishers Indicators, más conocido como SPI, ha ido adquiriendo cada vez más relevancia en los procesos de evaluación de la investigación. Como ha demostrado durante todos estos años, es mucho más que un ranking de editoriales (aunque este sea su producto más conocido), dado que ofrece relevante información sobre las editoriales científicas y sus procesos de selección de originales.

A finales de 2018, el grupo ILIA del CSIC publicó una nueva edición con algunas novedades. Como cuentan en el Estudio cualitativo de las editoriales académicas(Giménez Toledo, 2018), el ranking de editoriales se elaboró a partir de una encuesta a investigadores, como en ediciones anteriores. Sin embargo, en esta ocasión solo se envió a los profesores universitarios que habían sido acreditados recientemente como catedráticos. Aunque se ha trabajado con una población menor que en los estudios anteriores, estos poseen una mayor experiencia. Además, para evitar la creencia de que en esta encuesta se valoran mejor las editoriales en las que estos especialistas publican, se incluyó la pregunta de si habían publicado o no en las que habían seleccionado, para que se pudiera tener en cuenta posteriormente.

Esta encuesta también se envió a catedráticos de Ciencia, Tecnología y Medicina, pero no se incluyó en el ranking dado que la respuesta fue escasa y los libros no son un medio de publicación demasiado usado en estas áreas. Por otro lado, en contraposición a versiones anteriores en las que los pesos venían determinados por la cantidad de respuestas obtenidas, ahora se ha asignado un peso inversamente proporcional a la posición en la que se menciona la editorial.

El resultado es un ranking general (para editoriales españolas y extranjeras) y rankings especializados por disciplinas (de nuevo, por editoriales españolas y extranjeras), basados en la opinión de expertos españoles en Humanidades y Ciencias Sociales.

Desde su aparición, SPI ha ido adquiriendo mayor relevancia en los distintos procesos de evaluación. Así, en la última convocatoria de la CNEAI para la evaluación de la actividad científica, ha sido incluido como una de las herramientas a tener en cuenta a la hora de valorar una publicación (libro o capítulo de libro) en los campos del 7 al 11, así como en el 6.3, Arquitectura. La ANECA lo considera un indicador de calidad en las áreas de Arte y Humanidades, Ciencias Sociales y, de nuevo, la subárea Arquitectura. Igualmente, en el Baremo UNED es el recurso usado para valorar los libros y capítulos

No obstante, además del ranking, SPI ofrece mucha otra información relevante. En el apartado Indicadores para editoriales, encontramos datos sobre su especialización temática con tablas con la producción editorial por disciplinas; también podemos conocer los sistemas de selección de originales que aplican estas editoriales; asimismo, aquí los editores pueden incluir su sistema de selección de originales para que aparezcan en SPI. Por último, en el SPI Expanded podemos consultar la presencia o ausencia de casi 4000 editoriales académicas en distintos sistemas de información internacionales (Book Citation Index, Scopus Book Titles, Norwegian list, Scholarly Publishers Indicators y Finnish list).

SPI no pretende ser un valor definitivo, sino servir como referencia en los procesos de evaluación y aportar más información sobre algunos conceptos como el del “prestigio de la editorial”. De cualquier manera, es un instrumento valioso para evaluación de la investigación en las áreas de Ciencias Sociales y Humanidades, en las que el libro es un medio de publicación muy importante.

Giménez Toledo, E. (2018). Estudio cualitativo de las editoriales académicas. La percepción de la comunidad científica española. Madrid: Federación del Gremio de Editores de España. Recuperado de:
http://ilia.cchs.csic.es/SPI/spi-fgee/docs/EAEV3.pdf