Hace unos meses (post del 2 marzo 2020) hablábamos de la importancia que tiene para un investigador la firma de sus trabajos. De su firma dependerá que su producción tenga más o menos visibilidad y que no se disperse en las bases de datos internacionales donde, tristemente, se indiza a los autores latinos por el segundo apellido. Relacionado directamente con la firma, está el tema de las referencias bibliográficas y el citar bien.

En otros tiempos, las referencias bibliográficas solo servían para localizar documentos. Aunque estuvieran incompletas o con alguna errata, se conseguía localizar el libro o el artículo. Ahora, además sirven para acreditar la autoría de los autores y de las revistas. Con herramientas como Web of Science, Scopus o Google Scholar, si el trabajo está bien referenciado, esta cita “suma” al autor y a la revista. Si hay algún error en la referencia y la indexación es automática (como es el caso de Google Scholar) esa cita no se contabiliza y se “pierde”.

Lamentablemente, a esto se le añade una serie de factores humanos que agravan la cuestión: sigue estando muy extendida la práctica de hacer las citas y los listados bibliográficos manualmente, desconociendo que existen gestores bibliográficos como Mendeley, Refworks o Zotero que formatean automáticamente las referencias bibliográficas que utilizamos en nuestros trabajos; se ignora por completo los principios y estilos básicos de cita y referencia e incluso las normas de citación de la revista donde se va a publicar.

No hace falta decir que las citas que incluimos en nuestros trabajos deben ser las idóneas y que es necesario evitar las malas prácticas (esto daría para otro post). Debemos ser rigurosos a la hora de reflejar las referencias bibliográficas utilizadas, por ello, expertos como Tomás Baiget recomiendan:

  • No poner et al. en las referencias. Sí se puede poner et al. en la citación dentro del texto.
  • No poner una raya en sustitución del nombre del autor (la cita se pierde por parte de Google y en Dialnet Métricas hay que corregirlo manualmente).
  • No omitir los segundos apellidos de los autores ni tampoco las iniciales medias de los autores (usadas generalmente por extranjeros). Hay que respetar al máximo los nombres de los autores.
  • Separar los autores mediante punto y coma (;) mejor que con la coma.
  • Evitar «y», «and», «&», «et», «e» etc., antes del último autor. Es preferible usar el punto y coma (;)
  • En los estilos MLA y Chicago no tiene sentido invertir orden solo del primer autor, o sea: Apellido, Nombre; Nombre Apellido; Nombre Apellido…
  • El doi debe tener el enlace del artículo citado. Hay que usar el formato https://doi.org/10.9999/…

Y para finalizar, desde el portal Dialnet Métricas nos recomiendan incluir un listado de las referencias bibliográficas al final de cada artículo que publiquemos (independientemente de que se incluyan en el pie de página). De esta manera, herramientas tan potentes como Google Scholar y otras, podrán rastrearlo y contabilizar automáticamente las citas. En el caso de Dialnet Métricas, por ejemplo, donde el proceso de recopilación de citas es semiautomático, evita al bibliotecario tener que incluirlas manualmente.

Conclusión: una cita con su referencia bibliográfica bien hecha repercute no solo en la visibilidad del autor, también en la de la revista y, por ende, en toda la comunidad investigadora. Me atrevería a decir que es un bien común para la ciencia y la investigación.

Foto de Christina @ wocintechchat.com en Unsplash