ChatGPT se ha convertido en una aplicación muy extendida en el ámbito científico y universitario. Permite procesar grandes volúmenes de información y puede generar texto en diversos formatos y estilos, como resúmenes de texto, informes y ensayos, Además se puede utilizar para traducir textos o proporcionar información relevante y datos sobre diversos temas, detectar tendencias emergentes en la literatura científica, identificar conexiones interdisciplinarias, etc.
El problema surge cuando se hace un uso indebido y se presentan, como propios, textos o informes realizados con ChatGPT. Por ello, para intentar evitarlo, han surgido distintas herramientas que permiten detectar en qué medida se ha usado esta aplicación. Las más conocidas son:
- GPTZero: Es la aplicación más popular y muy fácil de utilizar. Simplemente hay que copiar y pegar el texto de más de 250 caracteres en el cuadro o subir directamente el documento.
- AI Detector: Otra herramienta gratuita muy intuitiva, en la que simplemente hay que pegar el texto deseado en la caja central que se muestra y arrojará el porcentaje de falsedad detectado.
- Writer: una plataforma que permite crear contenido, y que también está entrenada para detectar textos, de un máximo de 1500 caracteres, creados con IA. Es muy fácil de utilizar. Solo hay que pegar en la aplicación el texto o la URL donde se encuentra alojado, y en cuestión de segundos el sistema realiza un análisis que arroja un resultado de probabilidad de que el escrito haya sido generado por un humano.
- Copyleaks: Opción interesante pero de pago para detectar si el texto ha sido generado con IA o por un humano. Cuenta, además, con un verificador de plagio y de parafraseo en un texto. Se puede tener como extensión de Chrome y probar una vez de forma gratuita.
- Corrector.app: Aplicación muy sencilla que permite copiar y pegar en el recuadro que aparece un texto de 800 palabras como máximo y saber el porcentaje de posibilidad de que sea falso que lo haya generado un humano.
Para finalizar, estas herramientas son clave en el camino hacia el uso responsable y ético de la inteligencia artificial, ya que esta tecnología es imprescindible en el proceso de innovación científica y académica y el problema radica en el mal uso que se haga de ella.
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