La divulgación científica, más allá de ser una moda, se está convirtiendo en parte importante del trabajo del investigador y de las instituciones científicas. Son numerosos los planes de acción, convocatorias de financiación, e incentivos tanto europeos como estatales, que se están produciendo en los últimos años. En el ámbito universitario español, la creación de Unidades de Cultura Científica es una muestra clara del impulso que ya se está dando a la divulgación científica desde la Universidad.
Hasta hace poco, los investigadores que se aventuraban a divulgar ciencia, con la carga de trabajo añadida que esto supone, no contaban con un reconocimiento explícito por parte de las agencias de evaluación de la actividad investigadora. En 2018, en la última “convocatoria de sexenios”, aparecía por primera vez un campo dedicado a evaluar la actividad del profesorado universitario y los investigadores en la transferencia del conocimiento, la innovación y la difusión social.
Con anterioridad a la publicación de dicha convocatoria, se publicó la Guía de valoración de la actividad de divulgación científica del personal investigador y académico CRUE-FECYT. Esta guía pretende ser una herramienta útil para los procesos de evaluación del personal investigador en los que se considere oportuno tener en cuenta, como méritos evaluables, el trabajo desarrollado en el ámbito de la divulgación científica. Se observan, pues, señales más que evidentes de que la divulgación científica se está tomando en serio.
El poder comunicativo de las redes sociales es incuestionable hoy en día. Toda la información pasa por ellas y es allí donde está la gente, así que, si queremos divulgar, más vale que vayamos donde puedan escucharnos. Con sus más y sus menos, son una poderosa herramienta que no podemos obviar y, aunque todavía tengan algunos detractores, lo importante es el uso que hagamos de ellas.
La divulgación científica ha encontrado en las redes una herramienta sencilla de usar y con gran poder de difusión. Estas aumentan la difusión de la ciencia y la visibilidad del trabajo del investigador; permiten a los investigadores entrar en contacto con especialistas de todo el mundo, crear grupos de trabajo, atraer financiación; y, en definitiva, devolver a la sociedad un poco de lo que esta ha invertido, no solo en términos económicos sino de conocimiento (el verdadero empoderamiento).
Entre los criterios de valoración propuestos en la Guía de valoración CRUE- FECYT, aparece recogido el uso de blogs y redes sociales.
Buenas prácticas para divulgar en redes sociales
¿Cómo actuar en las redes? Aparte de compartir contenido de calidad, no existe una clave definida para el éxito, pero están establecidas recomendaciones de carácter general y buenas prácticas que pueden servir de guía al que se lance por vez primera a este universo:
- Cuenta lo que haces en tu trabajo o proyecto de investigación de manera que todo el mundo pueda entenderlo. Tu día a día tiene seguidores; si transmites pasión, crearás interés.
- Participa en debates de actualidad relacionados con tu especialidad: es una buena manera de darse a conocer, completar informaciones y refutar bulos.
- Suscríbete a fuentes de divulgación de tu disciplina y difunde información relevante aportando tu punto de vista personal.
- Comenta efemérides científicas, presentaciones, ponencias, artículos publicados, noticias de tu especialidad.
- El anonimato no tiene sentido si lo que queremos es divulgar. Sé auténtico y veraz.
- El rigor no está reñido con el sentido del humor, ya lo sabían los clásicos.
- Planifica un poco: la espontaneidad es de agradecer, pero hay que tener cierta previsión de lo que vamos a publicar para no quedarnos sin contenido durante una semana y de repente hacer muchas publicaciones seguidas.
- Sé constante sin caer en el spam.
- Construye comunidad: las redes son canales bidireccionales. Comenta, interacciona, responde siempre a los comentarios, retuitea, cita las fuentes.
- Incluye imágenes y enlaces: Las publicaciones que contienen imágenes obtienen mayor número de impresiones.
- No entres en debates estériles: si el diálogo se convierte en discusión enconada, es preferible zanjarlo.
- Mira las analíticas para evaluar tu actuación en las redes, pero sin obsesionarte. Todas las redes sociales tienen un apartado de estadísticas que mide el alcance de tus publicaciones y que te permite evaluar la actividad que estás desarrollando
Twitter, el rey indiscutible
Twitter es la mejor opción para comenzar a divulgar en la red. Es una red muy profesionalizada, en la que la información se mueve a velocidad vertiginosa. Todos los medios de información están presentes en ella, así como instituciones científicas, académicas, y especialistas de diferentes materias que divulgan ciencia; solo hay que hacer una buena selección.
Si se quiere empezar en las redes sociales generalistas, es recomendable abrirse una cuenta en Twitter y dejar de lado las otras redes (a no ser que se disponga de mucho tiempo, en ese caso, cabría plantearse abrir un canal de Youtube o una cuenta en Instagram -olvidémonos ya de Facebook, Pinterest y otras de escasa relevancia-).
Especificidades de Twitter
- Puedes incluir hasta 280 caracteres, pero triunfan más los mensajes cortos
- Menciona a otros usuarios a los que creas que puede interesar tu mensaje.
- Cuando asistas a un evento, aprovecha para contarlo en directo por Twitter.
- Emplea hastags (etiquetas) para clasificar temáticamente tus mensajes y que aparezcan en las búsquedas.
- Cuida el diseño de tu perfil con una imagen de cabecera y otra de perfil que te definan, en la que se te reconozca.
- Abre hilos cuando quieras escribir mucho sobre un tema concreto.