La productividad científica en España, medida en función del número de documentos producidos por investigador, ha aumentado considerablemente en los últimos años, pese a la falta de inyección económica de la última década.

El Informe IUNE 2017, que analiza la actividad científica del Sistema Universitario Español (SUE) entre los años 2006 y 2015, refleja la profunda crisis económica por la que han pasado las universidades, con pérdidas notables en recursos materiales y humanos.

El gasto por investigador sufrió una bajada brusca entre 2008 (su mejor año y a la vez el año que comienza la crisis) y 2015.  La financiación medida según los ingresos generados por operaciones no financieras, se vio reducida drásticamente en un 14%, mientras que los ingresos generados por I+D sufrieron un descenso del 5%, lo que evidencia la significativa pérdida de recursos económicos procedentes de I+D que han padecido las Universidades.

Si bien es cierto que el número total de investigadores aumentó en 2015 respecto a 2006, la tendencia desde el año 2009 es decreciente. El número de profesores también se incrementó, pasando de 58.645 en 2006 a 63.715 en 2015, pero no se puede decir que las plantillas hayan crecido significativamente.

Sin embargo, pese a estos datos desmoralizantes, los artículos españoles de la base de datos Web of Science (WoS) pasaron de 29.027 publicaciones en 2006 a 52.946 publicaciones en 2015, siendo las Ciencias Experimentales la rama del conocimiento que más creció en este periodo con un 38% más de documentos. Le sigue el área temática de Medicina con un 27% y muy de cerca por las Ingenierías con un 25,5%.

En cuanto a la colaboración entre autores, el índice de coautoría se disparó en este periodo, siendo en 2006 el promedio de autores por documento de un 7,8% “mientras que diez años más tarde, en 2015, se sitúa en 21,91, un 178% más”. En relación a la colaboración entre países, la colaboración internacional creció en un 41% frente a un 28,50% de colaboración nacional.

También es de destacar el aumento de publicación de artículos en revistas de calidad pertenecientes al primer cuartil (Q1), que pasa de 10.370 en 2006 publicaciones a 21.375 en 2015, un 106,12% más, lo que evidencia un cambio de hábitos en la forma de publicar de nuestros científicos y el consiguiente incremento de la visibilidad de la producción científica este año.

La actividad tecnológica se valora considerando el número de patentes concedida, que pasó de 280 patentes en el año 2006 a 631 patentes en 2015, produciéndose una subida del 125%.

La competitividad, medida a partir del número de proyectos obtenidos por Universidades en convocatorias de carácter europeo, muestra una sutil tendencia creciente. Los proyectos nacionales, otra vez debido a la crisis, decrecen.

Para la atracción y formación de talento se reflejan los datos de los investigadores en programas postdoctorales como Juan de la Cierva, que tuvo un crecimiento acumulativo de un 131,93% o Ramón y Cajal, cuyos contratos sin embargo disminuyeron ligeramente.

La formación predoctoral se vio también resentida por la recesión económica, reduciéndose el número de becas o contratos FPU concedidos un 76,8%, aunque el número de becas FPI concedidas se incrementó en un 157,7%, así como el número de tesis defendidas en las universidades españolas, que registró un ascenso de un 113% más en este decenio.

Créditos foto: Primer plano de una pluma sobre una investigación de mercado, por pressfoto / Freepik